Hasta los párvulos de antaño sabían esta historia que ignora el ido que aquí señalamos,
A BOCAJARRO 2
No me ando
por las ramas; le estoy llamando imbécil a don Luís Naranjo, director general
de Memoria Democrática de la
Junta de Andalucía. No es injuria el apelativo (lean el diccionario), y menos en este caso que me limito a constatar y, a resultas de ello, dar fe
con hechos incontrovertibles sobre la ostentosa indigencia intelectual que denota el político aquí mentado con sus ocurrencias
historiológicas, como la aberrante Memoria Histórica que es un embuste desde el primer renglón al último.
¡Ojú, ojú, ojú que clase de tocayos nos gobiernan!
Gente de
este pelaje político tienen hastiado ya hasta el bostezo al paisanaje. Por regla
general son disidentes del aprendizaje
de los palotes y las cuatro reglas, por lo que han encajado perfectamente en la
política desde la que, pagados del mandillo, adoptan ínfulas de letrados y “prácticos” en temas historiológicos. Ostentan mando propiciado por los apaños
postelectorales con los llamados partidos "visagras", hadas madrinas de los que no
han sido capaces de ganar en buena lid, a cambio, eso sí, de una suculenta tajada de mando o, de lo que sea la tajada; todo a lomos de las putas listas electorales que hacen que lo que a boca llena llamamos democracia no lo sea en absoluto.
Este de
marras, prevalido del carguillo adventicio que le da mando para conmemoraciones de la cosa histórica, que él, y otros, bastardean a tenor de su
sectarismo con visos patológicos, en lo
que no está sólo, ha tenido la ocurrencia hilarante de prohibir (para no
contrariar a los islámicos que residen y viajan por España, alega el gachó) nada más y nada menos, que la
celebración en Granada del enésimo aniversario de la batalla que dio lugar a la reconquista de dicha capital del reino nazarí, ya descompuesto de antes, por los Reyes Católicos, y que ya empezó a conmemorarse al siguiente año del suceso (1.492) --este
hito supuso en España el triunfo de la cruz, y fue, y es, levadura de la civilización occidental--. Victoria, sobre la media luna islámica cuya praxis histórica pretérita fue brillante
sólo una pequeña parte de su pervivencia en España, pero que, hoy, ya nos dicen
día a día los medios de todo signo a donde ha llevado a la mayor parte de las pueblos en que mandan, especialmente en África. Si los Reyes católicos por fin tras ocho siglos de lucha por reconquistar las hispanas tierras invadidas, no termina echándolos, a saber como viviríamos hoy. Elocuentes ejemplos no faltan.
La toma de Granada tiene un más
amplio sentido que el meramente militar y político cual entienden hoy unos "esnortaos" este noble arte: Supuso el final de ocho siglos de
dominio musulmán tras su invasión de España en virtud de sendas monumentales traiciones de lesa patria; la del Conde don Julián y la del Obispo de Sevilla, Oppa, quienes por
odios muy personales al Rey Visigodo, don Rodrigo (cuñado de ambos que eran hermanos), se unieron a los
islamitas asentados en el Norte de África, induciéndolos a invadir España, su propia
patria. Invasión que se inicia con la derrota de
Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (Barbate), quien experimentó la inmensa amargura de ver como sus cuñados con sus poderosas huestes luchaban al lado de la morisma, y fueron causa real de la
derrota del cristiano rey, cuyo fin personal constituye uno de los grandes
misterios de la historia.
Daría este tema para más amplio comentario historiológico sobre este trascendente hito de nuestro devenir. Posiblemente, el mandamás de marras, que encima desconoce el fondo de los hechos históricos y, por ende, el sentido de sus conmemoraciones, proponga como alternativa al grandioso episodio de la reconquista de Granada (de ahí partió simultáneamente la gesta colombina que tanta gloria, pese a quien pese, dio a España) la Batalla de Guadalete, o de Barbate o, como coño crea este retorcido que debemos llamarla ahora según su román marxistoide.
Al mentado político se le ve la influencia de su nefasto alto jefe, Rodriguez Zapatero, del que a continuación insertamos una carta dirigida en 1.977 a su adlater de allende el océano, Fidel Castro.
De imbéciles consuetudinarios está España bien surtida en todos los estamentos de la política. Y de no pocos ladrones de tomo y lomo, o, ¿acaso miento?.
Firman: F.B.L, y, el SOCIO "X"
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Sólo un descerebrado estulto y traidor a su patria, escribiría esta carta a otro tal como Fidel Castro. Juzgue quien leyere. El texto de la carta de Zapatero fue publicado y, entrecomillado para que no quepa dudas de su autoría..